5.08.2012

La lucha horizontal contra la privatización de bibliotecas, archivos y museos.

Hace ya tiempo que las/os trabajadoras/es de bibliotecas públicas vienen organizándose para enfrentar la destrucción de un bien social que debería ser gestionado y pertenecer únicamente al pueblo. Hablamos de la labor formativa y educativa de las bibliotecas, a través de sus actividades y del préstamo gratuito de libros. Este servicio, monopolizado en la actualidad por las administraciones públicas, amenaza con caer en el agujero de la especulación económica. La amenaza se extiende ahora a archivos y museos del ayuntamiento. Si en sanidad y educación se precariza hasta la saciedad, recortando sueldos, equipamientos y calidad, la cultura es un bien que no dudan en aniquilar para entregar los restos a empresas privadas que los expriman al máximo y así  obtener sus beneficios. ¿A quién le importa la cultura?, ¡es algo secundario!
La privatización: una estafa de libro
La privatización conlleva necesariamente la destrucción de puestos públicos, el despido de laborales e interinos, el traslado de personal funcionario, el deterioro del servicio, la precarización de las condiciones laborales, el “repago” directo de los usuarios y la sustitución de un objetivo cultural por uno económico. La estrategia en la administración viene siendo la misma desde hace años: abandonar y destruir los servicios a base de quitarles recursos para después vender la moto de que hay que privatizarlo porque así no funciona. Y añaden el argumento de la rentabilidad, como si la cultura, la sanidad o la educación tuvieran que generar beneficios económicos, como si fueran una maldita inversión en bolsa.
Y claro que los van a generar. Lo mismo que los amigos de Esperanza Aguirre están forrándose con la lamentable gestión de los nuevos hospitales, varias empresas van a lucrarse con la privatización de la cultura. Exprimir lo público para forrar a los amigos, he ahí la finalidad de esos parásitos que votamos cada cuatro años. He ahí lo que permite y alienta este sistema que legitimamos con nuestro voto o con nuestra complicidad.
Muy significativo ha sido el programa de “voluntarios”, en el que trabajadores/as sin derechos hacen sin cobrar tareas que corresponden al personal retribuido, lo cual está prohibido por sus propias leyes (art. 3.3 Ley 6/1996).
Los/as trabajadores/as ya pagamos con impuestos lo que debería destinarse a la cultura, como lo hacemos con la sanidad, la educación y todo lo demás. No solo lo pagamos, sino que lo hacemos posible con nuestras manos. Y lo hacemos no solo para nosotros/as, sino para que lo disfruten aquellos/as que no tienen recursos: niños, jubilados, parados, indocumentados… la cultura ha de ser universal y gratuita. Las pretensiones de privatizarla, de convertirla en objeto de beneficio económico, es una bajeza que demuestra que la codicia empresarial, inseparable del interés político, no tiene límites.
Dicha privatización amenaza ahora no solo a bibliotecas municipales, sino también a archivos y museos. La intención de privatizar la empresa pública MACSA (Madrid Arte y Cultura S.A.) y concederle la gestión de estos servicios planea sobre nosotras/os. Las consecuencias serían irreparables. Ya sabemos lo que supone supeditar un servicio a un interés empresarial.
Y todas/os sabemos que externalizar un servicio sale mucho más caro que gestionarlo directamente, pues hay que pagar a una empresa cantidades millonarias por no hacer nada. La mayor parte de lo que produce el/la trabajador/a es robado para pagar a los directivos de la empresa, (esos cuyo trabajo es estudiar cómo exprimir mejor a otros seres humanos) mientras el currante cobra una miseria. Así ya hemos respondido a la gran pregunta ¿por qué privatizan, si sale más caro? Para poder enriquecerse más aún con el esfuerzo ajeno.
La cultura no es un servicio: pertenece al pueblo.
La CNT siempre ha considerado que la cultura es del pueblo. Los libros los escribe el pueblo, las obras de arte las realiza el pueblo, las bibliotecas, archivos y museos las construyen trabajadores/as ladrillo a ladrillo. Las personas que prestan libros, informan y atienden visitantes son trabajadoras/es del pueblo. La cultura ya es nuestra, no tenemos que pedírsela prestada a ningún ente político. Llamamos “público” a lo que en realidad es propiedad privada del estado. Lo que nosotros/as producimos nos lo quitan y ahora se lo entregan a una empresa para que haga dinero con ello a base de cobrarnos por lo que es nuestro. Como se ha demostrado en muchas épocas y experiencias, en ateneos, escuelas, centros sociales, etc, el pueblo es perfectamente capaz de gestionar su cultura (como todo lo demás de nuestra vida). La administración pública solo demuestra ser un obstáculo a ese objetivo, cuando no un ente al servicio de los explotadores del pueblo.
Por eso creemos que debemos recuperar el sentido de que los bienes sociales son patrimonio del pueblo, ya sean culturales o de otro tipo, reivindicando aquello de “la cultura, ni pública ni privada: autogestionada”.
La cultura “duplicada”
Otra de las amenazas que se presentan es la serie de recortes o medidas por la supuesta “duplicidad” de competencias entre el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. La CNT opina que la cultura nunca está duplicada. Cada biblioteca es única. Cuando una persona acude a una biblioteca del ayuntamiento a por un libro, no está acudiendo a otra biblioteca de la Comunidad por lo mismo. No solo es necesario que haya oferta cultural, sino que la haya en cantidad suficiente para una población como la de Madrid.
Sin embargo sí consideramos que los que están, no ya duplicados, sino multiplicados, son los cargos políticos y directivos que intentan gestionar nuestros recursos, y los empresarios que quieren sacar tajada de ellos. Si quieren recortar gastos, que eliminen cargos y cargos que no sirven para nada, que eliminen lujos y privilegios, el chofer, el super despacho, el palacio y sus sueldos millonarios. Y que dejen de duplicarse, que nos sobran todos y cada uno de ellos/as.
Contra la privatización, lucha horizontal
La plataforma de trabajadores/as ha realizado varias asambleas de unas 150 personas, con presencia de casi todos los centros de trabajo. Se recogieron firmas para exigir una reunión con el Ayuntamiento, que finalmente se realizó el 17 de abril, y cuyo resultado podéis leer aquí: http://noalprestamodepago.org/2012/04/19/el-ayuntamiento-de-madrid-trata-con-los-trabajadores-de-las-bibliotecas-sus-planes-sobre-macsa-y-la-union-con-las-de-la-comunidad-de-madrid/
 
Como se puede leer entre líneas, no hay duda de sus intenciones, aunque mienten más que hablan. Respuestas como “no lo sé” dejan muy claro que están estudiando cómo hincarle el diente al pastel de la privatización de la cultura, pero no nos quieren dar pistas.
Ante esta situación, CNT apoya totalmente la continuidad de la plataforma de trabajadores/as como único medio de enfrentarse al conflicto, de manera horizontal, en asambleas decisorias, sin líderes sindicales ni dirigentes. Si los/as trabajadores/as somos capaces de organizarnos, pedir firmas, convocar movilizaciones, realizar reuniones con el ayuntamiento… ¿para qué necesitamos a los profesionales sindicales? Los sindicatos subvencionados están nerviosos (como demostraron en la asamblea de Conde Duque del 24 de abril). Hay una lucha que no controlan ellos, que surge de los propios trabajadores/as, y eso no les gusta. Ya hemos visto insinuaciones de absorberla para después dejarla morir entre despachos y reuniones de liberados. Pero las luchas que de verdad tienen fuerza son aquellas que surgen de las asambleas decisorias, no de mítines políticos, las que con una fuerza común pueden obligar al patrón a ceder ante las reivindicaciones, mediante la acción directa, sin intermediarios.
SI NADIE TRABAJA POR TI, QUE NADIE DECIDA POR TI
Sección Sindical en el Ayuntamiento de Madrid
CNT-AIT.

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